sábado, 16 de enero de 2010

Trabajo de Radio




Gaia.

Podemos decir muchísimas cosas sobre le genero humano, sobre la humanidad en si misma. Podemos hablar de violencia, podemos hablar de progreso, podemos hablar de historia, incluso podríamos divagar sobre el futuro durante horas pero, sabiendo lo que hay y siendo realistas, vamos a hablar de su estupidez.


La estupidez humana es algo que no conoce limites, no hay ninguna escala en la que poder medir algo así es, no se, increíble, casi acojonante. Como se puede despreciar tanto aquello que nos da la vida, aquello de lo que dependemos, aquello que se supone que debería ser el tesoro mas importante para nosotros.

¿No nos damos cuenta de que estamos destruyendo el mundo? Arrasamos con todo a nuestro paso, exprimiendo sus recursos en búsqueda de una riqueza que es totalmente ilógica. Que sentido tendría, por ejemplo, arrancarle pedazo a pedazo los pulmones al padre que nos da de comer, que nos da cobijo, que nos proporcionó la vida y que sangra por mantenerla. Que lógica encierra la tala indiscriminada de la selva amazónica, a parte, claro esta del egoísmo, de la avaricia de querer poseer absolutamente todo lo que esta a nuestro alcance y transformarlo en dinero, en una asquerosa y sucia moneda de cambio que solo nos va a traer desgracias, sufrimiento y muerte.

La broma del calentamiento global le hace gracia a mucha gente, a mi mismo, por ejemplo. Cada vez que oigo hablar del cáncer de la tierra, es simplemente para convencerme de que me compre un coche o un maldito desodorante en cuya etiqueta pone eco, eco… eco de ecológico, eco de económico, que se yo. Pero, por lo menos, si que me doy cuenta de la situación asfixiante que vivimos.

Cuantas especies han desaparecido ya de la faz de la tierra, quien no ha escuchado eso de que un ardilla podía recorrerse la península ibérica desde Murcia a Galicia sin tocar el suelo, saltando de árbol en árbol. ¿Cuantos metros puede recorrer ahora aquella pobre ardilla sin toparse con una urbanización o un solar desértico?

Vivimos en una época de especulación, en una dictadura del dinero en la que solo importan las ganancias y se desprecian las consecuencias. No vamos a convencer a esos magnates intocables refugiados en su fortuna, ellos ya están educados, ellos ya saben lo que piensan y se han pasado la vida defendiéndolo. Nos toca a nosotros, tenemos que abrir los ojos a nuestro problema, porque en 20 años ellos ya no tendrán problema alguno, les da igual, pero nosotros, nosotros en 30 estaremos bien jodidos, y nuestros hijos más aun, nuestros nietos mas todavía, nuestros biznietos… ni siquiera creo que a este paso halla biznietos para nosotros. Suena un poco radical, es verdad, pero enuncia bien lo que quiero decir.

No hay ninguna salida fácil para este problema, no hay un botón que apague todas las emisiones de CO2 y fulmine al instante a los leñadores amazónicos, no, por desgracia no, pero si que esta en nuestro mano enfocar nuestros esfuerzos hacia un mundo mejor, hacia un futuro, simplemente. Un futuro donde los niños todavía puedan bajar a jugar al parque, donde se pueda salir a pasear bajo las sombras del bosque, donde se pueda, a fin de cuentas, respirar en libertad y ver el sol brillando en el cielo sin una capa de humo toxico, de contaminación mancillando su hermosura.

Por desgracia, esta en las manos de nuestra generación, la generación de jóvenes mas indiferente de la historia. Todo lo que se salga de nuestro barrio y nuestros colegas o no existe o, básicamente, nos la suda. Tenemos que espabilar, por nuestro bien y por el futuro de nuestra descendencia. Los problemas no se van a solucionar solos.

Esto, no es tanto una crítica sino que, más bien, es ser sincero. O espabilamos, o nos iremos hundiendo en el fango hasta acabar ahogados y exterminados, en un planeta baldío, muerto y solo habitado por las cenizas de una civilización totalmente irresponsable.



Este es el texto para la practica individual de radio, es practicamente un monólogo, con su musiquilla de fondo y demas.

No hay comentarios: