viernes, 15 de enero de 2010

Un pozo sin caldero




Es esta una tarde gris, vacía, lastimera, que incita al letargo y a la parsimonia, que llama a la muerte y al sosiego y aturde los sentidos enfundándolos en terciopelo pardusco.

Que mejor momento para volver a alzar la vista al cielo, ¿verdad? Alzar la vista al cielo e imaginarlo color carmesí, color rojo espeso, color sangre. El bribón que un día despreció su sentencia se siente ahora alterado, irritado, irascible e inestable, se siente mal, incomodo, descolocado. Quizás porque, en tardes así, le invade la nostalgia y se le clavan levantando surcos en la piel los ganchos de los que penden sus culpas. Su estaca con cuerdas no le sirve para sacárselos, el cobijo del humo y el olor a alcohol no le protegen de esa picazón que le carcome, que le causa la sensación de desangrarse poco a poco.

Bribón, bribón, ¿te arrepientes de haber roto todos tus espejos? ¿Te duele no tener la oportunidad de mirarte a la cara y decirte las cosas que nadie se atreve a escupirte?

A lo mejor es suficiente con la condena de estar solo, a lo mejor es suficiente con la mortaja de una memoria infalible, tan vívida que incluso las heridas de antaño se abren y escuecen mientras expulsan la savia de tu vida.

Ya no tienes uñas de tanto rascar las paredes del oscuro pozo al que tu vida se abocada irremisiblemente. Hace tiempo que dejaste de lado a la muerte, expulsándola de tu agujero a golpes, y te abrazaste a una existencia sin sentido.

Bribón, ¿no ves la vida que llevas? ¿No ves la ausencia de vida de tu propia existencia? El tiempo para ti fluye como el humo de un cigarro encendido, marcado pero tan efímero que solo es capaz de arrancar una lagrima con un desafortunado golpe de brisa. Tu vida se consume como ese pitillo abandonado a medio fumar, lenta y silenciosamente pero irremediablemente condenado a la consumición total.

Desgraciado bribón, ¿cuando vas a despertar de tu sueño y abrazar las cosas importantes? Reúne el valor necesario, salta y lucha por aquello que, por mucho que lo intentes negar, es realmente importante para ti. Simplemente quítate la mascara, rompe las cadenas, sopla y despeja esta tarde gris y, bajo la luz de un sol nuevo, brillante y esclarecedor, vuelve a la autentica vida.

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