domingo, 26 de diciembre de 2010

Esperanza.



Como encerrado en un laberinto, frío y oscuro. Rugidos espeluznantes y gritos agónicos rompen el silencio opresivo cada pocos minutos. A veces resuenan lejanos, esquivos, mientras que en otras ocasiones suenan mas cerca, tras el siguiente recodo, al otro lado del muro de piedra, a tu espalda. Tus músculos, aunque ateridos por el invierno perenne de aquellos corredores, se mantienen en tensión, prestos a saltar en cualquier momento, dolorosamente tensos. No recuerdas la última vez que cerraste los ojos, no recuerdas la última vez que te paraste a descansar, ya no sabes lo que es saciar el hambre o la sed. El lenguaje abandonó los desolados rincones de tu cabeza y solo balbuceas mientras caminas frases incoherentes, fragmentos inconexos de recuerdos perdidos. Un palabra se ha negado a desaparecer, grabada a fuego en tus intestinos, retumbando como un trueno por todo tú ser. Una palabra poderosa, una palabra que te hace seguir adelante, una palabra que lo es todo pero que realmente no sabes que significa, para que sirve, de donde ha salido.

“Esperanza”

Tus sucios pies arrastran la ceniza que cubre el suelo como una nevada grisácea, marcando el camino que has seguido durante tanto tiempo. Tus piernas se mueven solas, más parecido a un autómata que a un ser vivo. Tu vagar es constante y eterno, sin final. Buscas y buscas, persigues un anhelo que no sabes definir, que se escapa a tu mente embotada, que flota a tu alrededor tirando de tu voluntad, doblegándola.

Demasiadas veces, desde el comienzo de tu periplo, has creído encontrar el final pero, sin comprender porqué, nada saciaba tu ansia. No es una idea, ni es un concepto pero algo en tu interior te susurra en las entrañas que debes seguir buscando, que debes continuar hacia delante, que debes luchar, que debes sobrevivir, que debes imponerte a la desventura de incoherente destino. No hay marcha atrás, no hay descanso, no queda otra opción que continuar adelante.

Tus ojos velados son un espejo. Un espejo de tu alma maldita, un espejo de tu dolor y desasosiego, un reflejo de tú sino infame. El dolor dejó de ser una carga y se convirtió en un compañero, la desazón no es sino un estado perpetuo de ánimo alicaído. Tus manos esqueléticas, enfundadas en tu piel macilenta, acarician la superficie irregular de los sillares que te rodean. Es un tacto helado, áspero, molesto pero, al mismo tiempo, reconfortante. Tus uñas melladas arañan sin razón la roca mientras un rugido desafiante surge de las profundidades de tu garganta. Odias este lugar, odias esta situación, odias a los culpables, te odias a ti mismo. Si tu raciocinio no hubiese desaparecido entre las brumas del laberinto todavía intentarías discernir el camino correcto en esta cruel encrucijada.

Tu cuerpo, pálido como la luz de la luna, sirve de paradigmático maniquí para esos harapos desarrapados que cuelgan de tu enjuta constitución. Apenas dos piezas de un tejido desvirtuado y un cinturón de cuero cocido del que cuelga un saquito de seda enmohecida. Nunca te has atrevido a mirar que portas en ese bagaje, pero tu alma te grita que nunca debes dejarlo atrás, que aquello que portas es más preciado que tu mísera existencia.

Anclado en el tiempo y en esa existencia exasperante, lo único que puedes hacer es seguir avanzando, seguir el camino hacia delante y esperar que algún día, que alguno de estos días grises y asquerosos aparezca la luz al final del túnel, golpees con tus huesos de cristal en el suelo y tu corazón se parta en mil pedazos, presto a descomponerse.

Ya no hay fuerza con la que luchar, ya no hay carne con la que sufrir. Solo queda el polvo, la ceniza y el viento plañidero que las bate al son de su último réquiem.

Por encima de los fosilizados restos de tu desgraciada existencia se alza envuelta en llamas la palabra que antaño te llevo a no rendirte, seguir avanzando en pos de un destino que jamás descubriste. Poderosa y terrible, como una sentencia al universo entero, como la gran verdad de todas las mentiras, como el epitafio de un mundo entero.

“Esperanza”

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Es, y será.


Vivimos tiempos extraños, tiempos malos, tiempos jodidos… jodidamente jodidos. Sales a la calle, un día como hoy, 8 de Diciembre, y sientes un calor pegajoso que no logras entender. Hay algo en el ambiente, un olor, más bien un hedor repulsivo, tan dulce que resulta desagradable. El aire está cargado como en una habitación tras horas de sexo, sabe como un almizcle a cuerpos sudados, sucios y satisfechos. No hay nadie a tu alrededor, el Sol ya ha desaparecido del cielo e ilumina la ciudad con una luz sucia, sin vida. Sientes bajo tus pies como si toda esa jungla de asfalto fuese un cadáver descomunal descomponiéndose. Las personas son como los gusanos que roen sus huesos, reptando entre sus tejidos, consumiendo, consumiendo, consumiendo…

Te paras un segundo al borde de la acera como si fuese un precipicio al abismo. Algo te ha golpeado en toda la cara, llegando hasta tu alma. Crees que es imposible pero, cuanto más piensas en ello, más se agarra a tus entrañas. Odio, un tremendo odio. Odias ese olor, odias esa situación, odias a los gusanos que se arrastran por las esquinas, odias el cielo sucio, odias las nubes mancilladas, odias esta sociedad, odias este mundo que se está rompiendo, odias a los culpables, odias al ser humano, odias la evolución, odias a cualquiera de esos dioses de palo, odias, odias, y no puedes parar de odiar.

Y cuando crees que tu odio es tan profundo que podría reverberar en las entrañas del mundo, descubres que ese odio no es más que el principio, es el combustible de otra sensación. Bajas un pie del bordillo mellado y siente el asfalto caliente, tu pie es como una garra que se clava en la roca alquitranada, tus manos se han vuelto zarpas afiladas. Una voz en tu cabeza te susurra que eres la muerte en persona, que podrías arrasar con todo si lo quisieses, que podrías destruir todo ese lugar y luego asaltar lo ultramarinos asiáticos para saciar su sed con un litro bien frío de cerv…

Todo se aplaca. Tu zarpa vuelve tener esos dedos nudosos, con ella rebuscas en tus bolsillos, abres tu cartera, cuentas cuatro discos de metal grabado y te encaminas a efectuar la transacción.

Suena un móvil, efectúas dos llamadas. Pasan 10 minutos. Todo sigue igual, nada ha cambiado. Te sientas en un banco bajo algún árbol maltratado sembrado hace siglo en un parque antaño reluciente y abres esa maza. Ya no estás solo, otros individuos se han unido a ti, otros como tú, tus amigos, tu otra familia.

La luz muere y las botellas se acaban. Las últimas risas mueren entre despedidas y tú vuelves a tu casa. La calle ya no huele tan mal, el mundo ya no está tan jodido.

Te acuestas y, justo cuando el sueño va a romper tu conciencia, siente en el fondo de tu pecho un ligero palpitar metálico, una oscura presencia. Realmente sabes que todo se esta hundiendo en el fango pero crees que todos juntos podréis salvar aunque sea un mísero trocito de realidad donde subsistir, donde sobrevivir.

Vagas ilusiones que sirven para obcecar tu voluntad y evitar que un día salgas a la calle y des rienda suelta a esa necesidad de destruir, matar, quemar, arrasar, erradicar, destrozar y aniquilar que cada día se hace más fuerte.

sábado, 4 de diciembre de 2010

Sin son... Ni tón...

¿Qué ha pasado?

¿Qué es este lugar?

Este desierto baldío que quema mis ojos y muerde mi piel. Estoy tan solo, me siento tan deprimido...

¿Cuanto va a durar este tormento? ¿Que habré hecho yo, maldita sea, para merecer este triste destino que me oprime y me encadena a esta existencia vacía? ¿Cuánto dolor más puedo soportar antes de llegar al límite?

Mi vida se descompone ante mis ojos, veo como mi mundo se desmorona y como todo aquello que quise alguna vez desaparece entre nubes de odio afilado. Tiendo peligrosamente al suicidio, a la salida fácil de toda esta pesadilla pero... entonces...



Entonces te despiertas y te das cuenta de que el mundo está muy bien, que tienes a tus amigos a tu alrededor, que tienes ropa que ponerte, que puedes salir a la calle, que no te vas a morir pasado mañana, que puedes bajar y tomarte una caña, que puedes conectar a Internet a leer esta mierda, que puedes mirar al cielo y sigue siendo azul, que no te van a matar por ser quien eres, que no te odian por tu raza, tu religión, tu condición social, que el único problema que tienes es que no tienes ningún problema y tienes que llenar de alguna manera ese vacío que te deja el no tener unas metas bien definidas.

Abre los ojos y mira a tu alrededor, el mundo es un lugar tan cojonudamente magnífico que cada día en él, por malo que sea, es un gran día, es una gran oportunidad, es tiempo vivo, tiempo para aprovechar. No te atrevas nunca a bajar la mirada ni a rebozarte en tu estiércol imaginario para darle algo de vidilla a tu existencia, dedícate a vivir como mejor puedas, para ti y para los demás, vive tu vida de tal forma que cuando tengas que volver a la tierra, puedas hacerlo con la cabeza bien alta, puedas descansar realmente en paz.



"Cuando naces todos a tu alrededor sonríen orgullosos y tu lloras, ve y vive tu vida de forma que cuando mueras seas tu el que sonría y los demás los que lloren"

El anuncio de Acuarius, válgame.

domingo, 15 de agosto de 2010

Tormenta



Tormenta
Mandragora


Toma de contacto


         Llueve. Al otro lado del cristal vitrificado, llueve. Es una lluvia sucia, de finas gotas de color parduzco que se arremolinan al son del viento plañidero. El cielo encapotado, negro como el abismo más profundo, destella esporádicamente con las descargas de estática que producen las naves al entrar y salir del espacio-puerto. Son naves de carga en su mayoría, con sus panzas hinchadas y sus ruidosos motores, que traen a Carthag, el principal puerto comercial del planeta Truamnar, todo el mineral de las colonias mineras del sistema Nexus, MRC-77 y MRC-78 si no me falla la memoria, para tratarlo en las refinerías de este asqueroso pedrusco contaminado. Tanto en esta maldita ciudad, como en cualquier otro punto de este devastado planeta, todo apesta a corrupto, tóxico y corrosivo. La atmósfera fuera de las zonas de control puede matar a un hombre sano en menos de treinta segundos sin la protección adecuada, incluso con ella, no se aconseja salir a pasear por parajes como El Valle de Naurox o Las Llanuras de los Dientes Rotos.
         Ese es el agradable espectáculo de Truamnar al aire libre. Pero en las denominadas “zonas de control”, todo es todavía más salvaje y letal. Cada callejón, cada rincón oscuro esconde una navaja o una buena descarga de láser a quemarropa. Las bandas controlan cada barrio de cada ciudad, organizadas en titánicas acumulaciones de cientos de asesinos, rateros y buscavidas. Para un muchacho de 16 años, es más tentador el sabor del dinero violento que la casta esclavitud que les ofrece la Federación. No queda nadie honrado por aquí, no queda nada bueno, nada puro, nada digno de salvarse. Aquí solo hay muerte, dolor, muerte otra vez y dinero sucio, muchísimo dinero sucio.
         Por eso estamos aquí, sentados en una mesa del Calamity Fox, el antro más escondido de toda Carthag, esperando la oportunidad de sacar algo de pasta haciendo lo que mejor sabemos hacer. Librarnos de la basura.
- Jefe, ahí vuelve Ray.- El que me habla es Zayle McCallaghan, el mejor tirador que conozco y que halla conocido jamás. Tiene ya casi cincuenta años y lleva más de veinte con su “Parca”, su rifle, modificado incontables veces y prácticamente una extensión más del cuerpo de mi compañero. Nos conocemos desde que empezamos a combatir juntos por el Emperador, hace... Joder, hace ya casi treinta años, y desde entonces hemos estado trabajando juntos, luchando y sangrando juntos. Él, junto a Ray Connor, son mis hermanos, la única familia que tengo, supervivientes de la campaña imperial en el Sector Ahnkara. Hermanos de sangre, porque a simple vista... Mac tiene el pelo liso y negro como el azabache, es de tez pálida y sus ojos son de un verde esmerilado. Ray se parece mas a mi, ambos somos robustos, con el pelo castaño y enmarañado, pero el tiene los ojos azules y es un poco mas bajo mientras que yo tengo los ojos prácticamente negros.
- Ey, Ray, ¿como ha ido?- pregunto.
- No demasiado bien, Brade, no demasiado bien...
- La ha cagado, seguro, la ha cagado y mi rifle esta en “el puto trasto”...- Mac siempre se refería a mi nave, tanto a la antigua como a la actual, como “el puto trasto”. No le gusta volar, menos aun viajar por el espacio. Y de los viajes hiper-espaciales para que hablar...- Ahora tendremos que salir de aquí como a él le gusta.- despliega los índices y los pulgares como si fuesen dos pistolas y se pone a “disparar” a la gente del bar mientras añade.- Pegando tiros.
- Tranquilo. ¿Que ha pasado?
- Pues... Estaba hablando con Juarg, o como coño se diga, y yo no me enteraba de nada. Ni de lo que él decía en esa maldita jerga que ellos usan, ni de lo que el traductor me contaba en el propio común imperial. Además, en su “despacho”, si se puede llamar así a ese pozo lleno de mugre, hacía calor y apestaba a cadáver descompuesto y recocido.- Sacó una pequeña moneda y la puso encima de la mesa. Ninguno de los dos la tocamos, nos dedicamos a observarla mientras Ray seguía hablando. Era casi del tamaño de la palma de la mano, con un dragón grabado por un lado y tres dagas cruzadas por el otro. El símbolo del templo de Isduhl, una cofradía de asesinos, nada baratos he de añadir.- Y entonces ella apareció. Le cortó la cabeza al traductor, ensartó con cuchillos a los dos guardias de la puerta y le hizo un bonito dibujo en el pecho al desgraciado de Jourga, Jaurg... ¡Juarg, joder! Arrancándole el puto corazón y metiéndolo en una bolsa amarilla. Dejó la bolsa y esa medalla encima de la mesa y desapareció tan rápido como había aparecido, dejándome a mi vivo y con un pastel entre las manos del tamaño de sus enormes...-mira a McCallaghan a los ojos y poniendo las manos como si sopesase dos melones axianos añade.- ubres.
- Connor, ¿se puede saber que has estado bebiendo, maldito bastardo?- Mac tiene los ojos abiertos de par en par y, como yo, no se cree ni una palabra del relato de Ray “fantasioso” Connor.
- Ray...- susurro entre dientes.
- Creedme. Podéis venir a comprobarlo si queréis, no creo que nadie halla visto a la fulana psicópata, pero seguro que los cuatro cadáveres calientes que ha dejado si que llaman la atención.
- Si eso es verdad, deberíamos de largarnos de aquí cuanto antes...- digo.
- Con mucho gusto, jefe, con mu... mierda.- Mac vuelve la vista hacia la barra, me da un toque en el brazo y me hace mirar a los 7 individuos armados que salen de la “oficina” de Juarg y que señalan a las enormes espaldas de Connor.
- ¿Que?- dice Connor mientras vuelve la cabeza.
- Estamos jodidos...- echo mano de mi pistola para la mano izquierda, una Leard IV con el cañón de una Mussa que le añade un par de milímetros para poder usar el calibre .50 de punta explosiva y el cargador extendido para poder llevar 14 proyectiles de este tipo, la desenfundo y antes de llegar siquiera a apuntar al primer matón, Zayle aparta de una patada a Ray y abre fuego con sus Villard Cort Pulse gemelas, dos armas láser fiables, de gran precisión y penetración, abatiendo casi instantáneamente a 3 de esos bastardos e incapacitando a un cuarto. Mientras le meto un proyectil explosivo a otro en la cabeza y la nube de trozos de cráneo y masa encefálica decoran las paredes, los otros dos restantes se refugian tras la barra del bar y comienzan a abrir fuero con armas cortas automáticas de proyectiles sólidos. Ray, rodeando con el brazo la pata única de la mesa, gira sobre su tronco y la derriba, interponiendo la placa de metal de 7 centímetros entre nuestro malintencionado enemigo y nosotros. La lluvia de plomo repiquetea musicalmente sobre la superficie antes pulida de la mesa mientras poco a poco va mellándola y deformándola. No creo que aguante demasiado. La puerta del bar esta a unos 15 metros a nuestra derecha, en la misma pared que tenemos a nuestra espalda. Solo sería cuestión de...
- ¡Ray!
- ¿Señor?
- Haz girar esa mesa sobre su eje y llévanos hasta la maldita puerta, ¡vamos!- me vuelvo hacia mi tirador.- Mac, que no puedan apuntar, que no se atrevan a levantarse. ¡En movimiento!
         Mientras McCallaghan descarga las baterías de sus armas contra la posición de los desafortunados tiradores y yo le pego un buen par de bocados a la barra de ladrillo calizo con dos tiros de mi Leard, los tres vamos avanzando cubiertos por el disco metálico de la mesa hasta la puerta del Calamity Fox. Algún cliente que tenía prisa por marcharse, no se dio cuenta de que la puerta se abría hacia el interior y esta está prácticamente arrancada de sus goznes. Primero Mac, luego Ray y finalmente yo, no sin antes enviar otro par de proyectiles hacía las estanterías repletas de botellas que se alzaban tras la barra, abandonamos el destrozado garito y nos internamos en las calles de los bajos fondos de Carthag, los suburbios, la “Nocta” como la llaman los habitantes de los sectores superiores. El barrio más duro de toda la ciudad y, sin duda alguna, uno de los lugares más peligrosos de todo el sistema Nexus. Cuarenta minutos de caminata a buen ritmo nos llevan a la plataforma de acceso del hangar 42 del Nivel 3 del Sector B, la estación de amarre de mi hogar, mi joya, mi tesoro, “el puto trasto” para Mac. El Mandrágora II.

miércoles, 19 de mayo de 2010

Papá, he vuelto a casa



Ilusos hay por todas partes. Los puedes ver caminando por la calle, los puedes ver sentados en un banco en el parque, los puedes ver asistiendo a clase, los puedes ver en su trabajo (con y sin uniforme), los puedes ver conduciendo por las calles de tu ciudad o simplemente apoyados en la barra de un bar, sonriendo como cretinos ante sus expectativas de futuro.

Hombres y mujeres, mayores y no tanto, infantes malcriados y adolescentes despreocupados, padres de familia engañados o madres temerosas por lo que les espera a sus hijos. Todos juntos han buscado en las nubes lo que no han podido encontrar en la tierra, han cambiado las flores por pájaros...

He oído muchas opiniones de distintos ámbitos, comunistas resabiados y fachosos enardecidos coinciden en que las cosas van a cambiar, aunque difieren en cuanto al resultado. España va a volver a alzarse de nuevo y se va a poner donde le corresponde, a la cabeza de Europa. España se va a descomponer entre privatismos y vamos a volver a correr delante de los grises. España va a seguir igual, son perros sin collar ni ostias. España está jodida, ha estado jodida y va a seguir estando jodida, la cuestión es a quién cojones echarle la culpa. España es así, me la pone gorda mientras pueda seguir viviendo. España se descompone, tenemos que salir a la calle, tenemos que alzar nuestras voces y luchar para que nuestro gobierno sea un gobierno fuerte de verdad, no una apología del "yo molo más" y de la corrupción latente. España, España, España, España... 

España tiene el corazón podrido. España ha dejado de evolucionar desde que se cree perfecta por tener pseudo-democracia. España va mal, España iba mal, España irá mal... Todo el mundo hace grandes promesas, dice tener grandes soluciones y te animan a sumarte al cambio. 

¿Qué cambio? ¿Qué cambio ni que cojones?

Se constituirá el nuevo gobierno y... a deshacer, o a hacer. No importa hacia donde manejen el timón, no importa a que puerto glorioso y cargado de riquezas quieran llevarnos. No vamos a ninguna parte porque estamos anquilosados por este sistema desfasado, por este sistema injusto que nos vende democracia a cambio de maquillaje barato, que nos gobierna quien quiere, no quien puede y menos aún quien debe.

¿España está jodida? Los españoles lo estamos, por muy bien que vivamos algunos. Se masca en el aire, se huele y se siente, se sabe. Nos decían que estamos desganados, nos decían que no tenemos interés en nada, nos decían que no estamos motivados. Claro que no, no se puede estar motivado cuando, cada vez que miras al futuro, te hastías pensando como conseguir un sueldo para pagar un alquiler de un piso compartido, para cubrir los gastos básicos de alimento y mantenimiento del hogar y llegar vivo a fin de mes sin que te hayan despellejado.

Dentro de poco terminaremos la carrera y, todos juntos, aunaremos fuerzas junto a una botella de whisky (barato por supuesto) para gritar bien alto: "Papá, he vuelto a casa".

Papá, he vuelto a casa.

Ilusos hay por todas partes. Los puedes ver caminando por la calle, los puedes ver sentados en un banco en el parque, los puedes ver asistiendo a clase, los puedes ver en su trabajo (con y sin uniforme), los puedes ver conduciendo por las calles de tu ciudad o simplemente apoyados en la barra de un bar, sonriendo como cretinos ante sus expectativas de futuro.



Hombres y mujeres, mayores y no tanto, infantes malcriados y adolescentes despreocupados, padres de familia engañados o madres temerosas por lo que les espera a sus hijos. Todos juntos han buscado en las nubes lo que no han podido encontrar en la tierra, han cambiado las flores por pájaros...

He oído muchas opiniones de distintos ámbitos, comunistas resabiados y fachosos enardecidos coinciden en que las cosas van a cambiar, aunque difieren en cuanto al resultado. España va a volver a alzarse de nuevo y se va a poner donde le corresponde, a la cabeza de Europa. España se va a descomponer entre privatismos y vamos a volver a correr delante de los grises. España va a seguir igual, son perros sin collar ni ostias. España está jodida, ha estado jodida y va a seguir estando jodida, la cuestión es a quién cojones echarle la culpa. España es así, me la pone gorda mientras pueda seguir viviendo. España se descompone, tenemos que salir a la calle, tenemos que alzar nuestras voces y luchar para que nuestro gobierno sea un gobierno fuerte de verdad, no una apología del "yo molo más" y de la corrupción latente. España, España, España, España... 

España tiene el corazón podrido. España ha dejado de evolucionar desde que se cree perfecta por tener pseudo-democracia. España va mal, España iba mal, España irá mal... Todo el mundo hace grandes promesas, dice tener grandes soluciones y te animan a sumarte al cambio. 

¿Qué cambio? ¿Qué cambio ni que cojones?

Se constituirá el nuevo gobierno y... a deshacer, o a hacer. No importa hacia donde manejen el timón, no importa a que puerto glorioso y cargado de riquezas quieran llevarnos. No vamos a ninguna parte porque estamos anquilosados por este sistema desfasado, por este sistema injusto que nos vende democracia a cambio de maquillaje barato, que nos gobierna quien quiere, no quien puede y menos aún quien debe.

¿España está jodida? Los españoles lo estamos, por muy bien que vivamos algunos. Se masca en el aire, se huele y se siente, se sabe. Nos decían que estamos desganados, nos decían que no tenemos interés en nada, nos decían que no estamos motivados. Claro que no, no se puede estar motivado cuando, cada vez que miras al futuro, te hastías pensando como conseguir un sueldo para pagar un alquiler de un piso compartido, para cubrir los gastos básicos de alimento y mantenimiento del hogar y llegar vivo a fin de mes sin que te hayan despellejado.

Dentro de poco terminaremos la carrera y, todos juntos, aunaremos fuerzas junto a una botella de whisky (barato por supuesto) para gritar bien alto: "Papá, he vuelto a casa".

miércoles, 28 de abril de 2010

Ira

Era una tarde normal por definición. La temperatura se mantenía estable a la sombra del piso y el viento racheado que se colaba por la ventana renovaba con aire fresco la atmósfera cargada de humo. Tras una comida agradable, mi vecino, Jimy y yo reposábamos entre tabaco y risas malintencionadas. Pero las risas pronto se tornaron amenazas y las amenazas en caricias pronunciadas, por así decirlo. El ambiente en el piso se fue encrespando, envuelto en una retahíla de exabruptos y quejidos malhumorados, hasta que llegó el clímax, el momento cumbre.
Todo pasó muy deprisa, el mundo se tiñó de carmesí y la mandíbula me crujió al apretarla mientras me híper ventilaba. Un instante de ira ciega y absurdamente homicida.
En dos zancadas me planté en mi habitación y un rápido vistazo me sirvió para encontrarla. Semi-enterrada por la ropa tirada en el suelo, brillaba por la luz del Sol como instándome a empuñarla y ejecutar mis crueles intenciones. No dudé un segundo y la recogí. Cálida pero refrescante, con las proporciones justas y el peso más que adecuado. Un cilindro de metal cromado, hueco por dentro, de unos 40 centímetros de longitud. Mi vara de hacer daño. Me sentí como la mismísima muerte esgrimiendo su guadaña.
De vuelta al comedor, mi vecino se había refugiado en su habitáculo, "rata cobarde", pensé, "¡Rata cobarde!", rugí. Miré al Juanako a los ojos, esos ojos dispares de los que colgaban aquellas famosas ojeras, esos ojos que me miraban traicionando a la sonrisa que desfiguraba su rostro, esos ojos preñados de miedo y totalmente conscientes de lo que venía a continuación.
"¡No! ¡La vara de hierro no!", se contaba entre las otras muchas súplicas que rebotaban en mi conciencia. Estaba obcecado en causarle el máximo daño posible cansándome lo estrictamente necesario.
Me abalancé sobre él y comencé a descargar golpes. Primer en ambas espinillas, luego en los muslos con golpes transversales al cuadriceps, los huesos de la cadera me devolvieron quejidos huecos que acompañaban armoniosamente los gritos de dolor de mi victima. Castigué sus brazos, buscando los nudos nerviosos que marcan el inicio del tríceps para, finalmente, machacar su costillar con una andanada de golpes cada vez menos intensa. Cada descarga hacía que todo mi brazo en tensión vibrase al son del metal percutido, los dedos se me pusieron rígidos y los nudillos se tornaron de un blanco enfermizo. Notaba mi rostro iluminado por una sonrisa cruel y apretada mientras repetía una y otra, y otra, y otra vez: "¿Vas a dejar ya de dar por culo, ojera baldía?".
Tan rápido como empezó, todo terminó. Jimy, retorciéndose entre lamentos en el suelo, no se dignó a alzar la vista, consciente de su error. Yo volví a mi habitación, me senté en mi trono, enchufé un cigarro y disfruté de la paz que en ese momento reinaba en el piso.

domingo, 25 de abril de 2010

Tormenta



Tengo una tormenta para ti, se compone de fuego y de hielo, de sombras y luz. La muerte baila al son de la vida y los hombres escupen a los dioses. Hay granizadas de dolor y suaves lluvias de placer, hay noches cerradas como el abismo y claros gobernados por el sol, momentos de profunda desesperación y otros de esperanza enardecedora. Poderosos rayos de felicidad y arrasadores tornados de tristeza.

Traigo rugidos ensordecedores y melodías soporíferas, guitarras que lloran y otras que ríen a carcajadas, ritmos que aceleran tu corazón y otros que te hacen sentir volar. Sinfonías que desatan tus sentidos y sonidos que te hacen temblar de miedo. Círculos de amor sincero y estrellas de odio visceral.

Espadas que danzan y balas que surcan el firmamento. Proyectiles que destruyen el suelo a tus pies y águilas de acero que te transportan al infinito. Banderas que despiertan tu valor y estandartes que te insuflan temor, mil almas oscuras sedientas de sangre y mil ánimas puras que claman venganza. Traigo eternidades de guerra y edades enteras de paz. Los eones duran segundos y los minutos se alargan por milenios.

Monedas que giran en el espacio, con sus dos caras alternándose por siempre jamás.


Esta tormenta es la realidad, es la vida misma. Bien y mal, frío y calor, verdad y mentira, si y no.

Little Vladi


¿Y tu qué, cabrón farlopero?

¿Acaso piensas que toda esta historia es una broma, que todo esto es una coña de tus colegas que se creen pseudopersonas pero no llegan siquiera a imbéciles?

Yo te traigo la verdad en forma de cartucho, el fuego que iluminará tu carne mientras la consume hasta tus podridos huesos de bastardo hijo de puta. Soy la ira de los cielos, la justicia vengativa que viene a destriparte y a ahorcarte con tus propias entrañas. Me voy de cañas con la muerte y el propio demonio es mi camello, así que no me jodas, porque querer joderme a mi es cumplimentar todos los putos formularios que necesitas para que te caguen en la boca desde tan alto, que te pensarás que es el propio dios quien te bendice con un capazo de mierda que vale cien mil pares de veces mas que tú, desecho infecto y maloliente. Fuera de mi vista, antes de que te arranque esa lata abollada que llamas cara y te reviente ese tonel carcomido que, suponemos, es tu cabeza de gilipollas de los cojones.



Vlad el Carnicero

Vuela libre







            Deja tu alma volar libre, escapar de esa jaula que son tus huesos marchitos, de esa prisión que es tu carne flácida y corrupta. Déjala surcar el firmamento, libre de las cadenas de esta vida que te consume. Escapa, hulle y vuela bien alto, pues tus límites serán el infinito y tu objetivo, la misma eternidad del recuerdo. 

            No te preocupes ni mires atrás, ya has hecho más que suficiente. No te juzgues ni sientas remordimientos, ya es tarde para eso. Ahora debes emprender tu viaje, huir de las penas que atenazan tu corazón y ser, despues de tanto tiempo prisionero, el aguila libre y feliz que siempre fuiste, y siempre serás.

martes, 20 de abril de 2010

Crónicas de la revolución



-Sonido de forcejeos-

¡Abrid los ojos, Malnacidos!

"Preparad al condenado 472."

¿No lo veis? ¿Acaso no lo veis?

"Todo listo. Ajustando los sistemas."

¿Que es lo que funciona mal en vuestra puta cabeza? La teneis podrida por dentro, enferma, obcecada, ciega y valdía.

"Conectores del 1 al 7, funcionando"

¿Creeis que teneis razón? ¿Creeis que yo no se la verdad? ¿Porque cojones pensais que yo estoy aqui postrado y vosotros me observais desde vuestras carcasas vacías, juzgandome, condenandome? ¿eh?

"Sujeto 472: Por la presente me dispongo a efectuar la condena de Pena de muerte mediante ejecución por MH-02 dictada por el Juez Ian G. Narrow..."

Ya no soy el que era, ¡ya no soy el vasallo de nadie! Me quité la venda que no me dejaba ver la verdad, la realidad. ¡Deberíais hacer lo mismo! Porque, ¿de que os vale? ¿Para que coño os sirve? ¿Soy felices? ¿Sois realmente felices en vuestra ignorancia auto-impuesta? ¿No os escuece tanta hipocresía?

"...en el juicio del dia 21 de Nov ... -sonido de estatica- ..ado de Colmena 4."

Ya me lo habeis quitado todo, solo estais retrasando la agonía de ejecutarme para postergar vuestro regocijo. ¡Sois basura! Prototipos defectuosos de seres humanos.

"Todo listo para ejecutar la sentencia"

Matadme, adelante, no tengo miedo a morir. Mis valores van mucho mas allá, mis valores van mas allá de donde vuestro odio secular llegará jamas, ¡mas allá del hogar de vuestros asquerosos amos!

"Sujeto 472, ¿Cual es tu ultima voluntad?"

Destruidme, destruid a mi gente, cualquiera de ellos vale mas que yo. Yo solo soy un mensajero, la voz que os grita la verdad a la cara, la voz que estrangulais con vuestra soga de odio.

"Muy bien, anotado. Cargad los condensadores"

Llegará un dia, tarde o temprano, en el que todo lo que habeis hecho os salpicará a la cara y puede incluso que os saque los ojos. ¿Pensais que nadie mas lo sabe? ¿Pensais que nadie mas lo ve? Hay todo un mundo ahi fuera deseando que alguien alce un puño, que alguien levante la voz pidiendo a gritos la salida. ¿Entonces que hareis? ¿seguireis escondidos aqui o saldreis de vuestras madrigueras a exterminar a todos esos molestos insectos, como habeis hecho siempre?

"Condensadores cargados. Esperando la orden"

¡Adelante, hacedlo! Se que mi mensaje ha llegado a donde tenía que llegar, se que pronto habrá otros que se levanten, y su mensaje será para la Alianza. ¡Un mensaje cargado de plomo!

"Freid a este desgraciado"

¡Traidores! ¡Perros trai... -Grito desgarrado-

-Sonido de descargas de estatica-


-Gorgoteo-

"Confirmado el fallecimiento del sujeto 472 a las 17 horas y treint... -sonido de estatica- ...ton. Fin del registro MH, 02, barra, 45, barra, 472, punto."



-Fin del registro-


(Transcripción del registro MH-02/45/472, la ejecución de Eduard Abott, primer mensajero de la Resistencia y la primera voz en alzarse contra la Alianza.)

lunes, 19 de abril de 2010

My side of the moon




My side of the moon




Hello, the tears
i dont wanna wake up
from this awesome dream
that tomorrow means

Look at this wears
i dont have enought money
to get on your train
please me and forget

And my throne
will be in the other side of the moon

I come from stars
I come from the land
of the magical love
the green magic love

Throught this fields of filth
Every thought had his own
hippie's way
turn on the LSD

And we'll go
to the other side of the moon

come on, my friend
wake up in the morning
and i'll follow you there
even to hell

now is time to roll
falling down the mountain
and looking up for your mind
searching your rights

And your world
will be at the other side of the moon

And my world
will be at the other side of the moon

dont lose your dreams
and we will turn it real

the future is

the only way


Dont lose your hope

the man wont be alone

i will be there
forever more


at the other side of the moon

open up your mind
and together we should find
the way to scape from here
from this lonely fear

arrise your wings and fly
there is no cloud in the sky
reapping all your roots
getting out from your boots

and follow me
to the other side of the moon

like a mupped lighting fish
like a ice cold lady’s kiss
like a whisky on the Rocks
marihuana to your heart

everything i’ve lived
everything i’ve lost
is in the clock over the wall
or knocking on the door

and hide
the right side of the life

and hide
the right side of the life

don’t lose your dreams
and we will turn it real
the future is
the Only way


dont lose your hope

the man wont be alone

i will be there
forever more



at the other side of the moon


meet me
at the other side of the moon





Traducción:
Hola, lagrimas
no quiero despertarme
de este sueño increible
que significa el mañana

Mira estas ropas
no tengo suficiente dinero
para subir a tu tren
hazme el favor y perdoname


Y mi trono
estará al otro lado de la luna


Vengo de las estrellas
vengo de la tierra
del amor mágico
del verde amor mágico

A través de estos campos de escoria
cada pensamiento tiene
su lado hipie
enchufa el LSD


E iremos
al otro lado de la luna


Vamos, amigo
levántate por la mañana
y te seguiré allí
incluso al infierno

Es el momento de rodar
callendo por la montaña
buscando tu mente
buscando tus derechos


Y tu mundo
estará al otro lado de la luna

Y mi mundo
estará al otro lado de la luna


No pierdas tus sueños
y los haremos realidad
el futuro es
el único camino

No pierdas la esperanza
el hombre nunca estará solo
yo estaré aqui
por siempre jamas


al otro lado de la luna


Abre tu mente
y juntos deberíamos encontrar
el camino para escapar de aqui
de este miedo solitario

Alza tus alas y vuela
no hay nubes en el cielo
Corta tus raices
salte de tus botas


y sigueme 
al otro lado de la luna


como una marioneta de pez relampagueante
como el beso de una mujer fria como el hielo
como el whisky on the Rocks
como marihuana para el corazón

Todo lo que he vivido
todo lo que he perdido
esta en el reloj sobre la pared
o llamando a la puerta


y esconde
el lado bueno de la vida

y esconde
el lado bueno de la vida


No pierdas tus sueños
y los haremos realidad
el futuro es
el unico camino

No pierdas la esperanza
el hombre nunca estará solo
yo estaré aqui
por siempre jamas

encuentrame
al otro lado de la luna

viernes, 16 de abril de 2010

Cazador


El sosiego y la paz inundaron todo mi cuerpo. Me sentí en comunión con la tierra, a flor de piel latía el suave pulso de las briznas de hierba, de las flores parduscas, de los troncos nudosos. El aire, limpio, puro y fresco, inflaba y desinflaba mis pulmones al son de una marea tranquila, con exhalaciones profundas, suaves y regulares. Me sentí vivo y la vez, inexplicablemente, muerto. El tacto frío del acero en las yemas de mis dedos, la figura sesgada de la cruz retroiluminada, el suave susurro de la madera pulida... Todo ello me mostraba, con claridad cenital, mi objeto y objetivo, mi sino y mi misión. Mi dedo índice ardía como si estuviese envuelto en llamas de fuego líquido de tacto aterciopelado y frías como las profundidades del infierno. El sol me guiaba, el viento me mecía, la humedad del anochecer refrescaba todos mis poros...

Ya faltaba poco...

Estaba ahí, delante de mí. Desafiante.
Una exhalación, un suave y profundo suspiro...

Un clic...

Una explosión que reverberó en mi caja torácica como el trueno del mismísimo Zeus...

Una nube roja...

Mi dedo se apartó del gatillo. Mi trabajo estaba hecho. La caza había finalizado, después de todo, tal y como estaba previsto. No moví ni un músculo. Me quedé inmóvil esperando, con mi corazón machacándome el pecho como una locomotora desbocada, impertérrito, invisible.
El horizonte engulló al astro rey y la oscuridad envolvió el mundo con sus zarpas de hielo. Alcé la vista a las estrellas que, tranquila y erráticamente, iban manchando el cada vez más profundo cielo. Emprendí el viaje de regreso a casa, por los solitarios senderos del olvido, con la única compañía de las sombras plañideras y las afiladas mentiras que me insuflaba mi tortuosa conciencia, arremetiendo contra mi cordura como si de un ariete se tratase. Largo sería el camino y difícil encontrar el hogar, pero el fuego de la esperanza, alimentado por el espeso veneno de la venganza, proyectarían al infinito mi fuerza y convicción, iluminando mis pasos con la luz cegadora de sus inconsumibles llamaradas y señalando la dirección correcta.

jueves, 21 de enero de 2010

Clavo, la leyenda de un heroe 2


Clavo II.


Clavo había perdido la cuenta de esos días grises. Le daban poco de comer y la celda era estrecha y húmeda. Poco podía hacer, pues siempre estaba atado por la argolla del cuello y lo sacaban cada cierto tiempo al patio clavado en el corcho. El patio era la parte superior de un complejo penitenciario conocido como La Cajonera de la Esquina y su alcaide, una alcayata con rosca llamada Alcaytox dominada a sus presos con puño de hierro.
En La Cajonera no solo había centenares de clavos refugiados de los distintos países del continente La Casa de tu Primo, sino que había muchos mas clavos de lugares desconocidos para Clavo, de fuera del continente incluso. También había algunos tornillos, encarcelados por saltarse las estrictas normas del estado de Estudio y es que, en Estudio, la ley era severa, dura y restrictiva. Era un país en el que prácticamente se vivía un estado policial, donde la violencia y el castigo era el premio a resaltar entre la multitud.

Clavo no podía creer lo que estaba pasando. Había oído hablar de las sociedades marciales de los Tornillos, pero aquello era una locura. ¿Quién podía querer algo así?

Pasaron los días y, tras un par de interrogatorios tan innecesarios como infructuosos, dejaron a Clavo en su desastrosa situación: encerrado, atado y sin futuro. Tanta lucha y tanto sacrificio para ahora acabar así, esperando que la humedad y su corrosión le llevasen. Un día en el patio trabó amistad con un tornillo preso, conocido como Torner.

- La cosa esta muy mala.- le contaba su amigo tornillo un día de tantos.- Prácticamente se podría decir que estamos con el agua al cuello y oxidándonos, preparados para morir.
- Esa situación me suena... Maldita sea, Torner, yo vine aquí huyendo de La Plaga y ahora me encuentro prisionero solo por no tener vuestras curvas sinuosas.
- Ja, no te preocupes, según mis contactos fuera de este agujero, al mandato de nuestro tirano favorito le queda bien poco.
- ¿Tirano?
- Claro, nuestro tirano Destornillador. Todo lo semidios que quieras, pero un dictador maniático y violento. Llevamos bajo su mandato desde siempre, ya que Él era el brazo ejecutor de Dios, o eso se supone. Ya nada es lo que nosotros creíamos.
- Si, dicen que Destornillador es familia de Martillo, nuestro padre o algo así. Me crucé con Él a las puertas de Estudio y su poder era increíble.
- Destornillador no se lleva muy bien con él. Lo expulso de aquí cuando vino gritando a los cuatro vientos que La Plaga nos devoraría a todos.
- La Plaga se llevó por delante Cocina entera y yo he visto y he matado a muchos de mis hermanos infectados. Es algo brutal, deformó a los míos hasta tal punto que solo se alimentaban del metal de sus congéneres...
- Eso... Eso es algo atroz.
- Atroz es poco. No se... Creo que el final esta cerca. Aquí en Estudio parecéis estar a salvo pero no creo que haya muchos sitios en este continente donde escapar a la furia de La Plaga. Estudio sucumbirá a la muerte y nosotros estaremos aquí encadenados sin opción a luchar siquiera.
- No te creas.
- ¿No?
- Se esta fraguando una revolución. Dicen que los tornillos de Computadora han renegado del control de Destornillador y este no se atreve a entrar en su territorio.
- ¿Computadora?
- Es una ciudadela aislada sobre el monte Escritorio. Alli se encuentra el foco de la revolución, nuestro líder libertador, el Oráculo llamado Microprocesador, la mente pensante que gobierna Computadora a su antojo. Se rumorea que su conocimiento es infinito porque tiene conexión directa con el otro plano o algo así, yo no lo se muy bien pero a mi me han dicho que pueden tener incluso la cura contra La Plaga.
- ¿Existe una cura?
- Eso dicen... Yo creo que, realmente, es solo una escusa para mantener la esperanza viva, pero que la única salvación contra La Plaga es no contagiarse.
- Con la cantidad de infectados que tiene que haber ahí fuera, va a ser prácticamente imposible... Menos aun aquí encarcelados.
- Esa es la mejor parte. Vamos a salir de aquí muy pronto, todos. Cuando Computadora movilice sus tropas y destronen a Destornillador, todos seremos libres para morir a manos de La Plaga.
- ¡O para luchar hasta el final! No me rendí cuando todos mis seres queridos sucumbieron al oxido y no lo haré ahora. Si me quitan este maldito corcho apestoso, lucharé hasta que solo queden de mi las virutas y el polvo.
- Y yo estaré a tu lado luchando, si señor. Solo tenemos que confiar en que nos saquen de aquí o...
- Termina.
- No, déjalo. Es una locura.
- Créeme. A estas alturas nada se me antoja una locura.
- Pues bien... ¿tú sabes como te castigan aquí?
- Ni idea.
- Usan el torno, que tiene ese nombre porque lo inventó mi padre. No estoy orgulloso de ello, pero, maldita sea, al menos se como funciona. Es un sistema que come la rosca de los tornillos hasta que hablan o, como suele pasar, mueren.
- Eso es horrible...
- Lo se, pero es lo que hay, no soy mi padre. En definitiva, yo creo que a ti no te pueden hacer nada con eso y, como es una maquina que te hace girar sobre una cuchilla, pues puede llegar a romper la cadena que se engancha a tu rosca. Es descabellado, pero si logras liberarte y liberar al resto de presos, seguro que te siguen y luchan contra los carceleros.
- Más violencia y muerte. Hace días que no se de otra cosa...
- Es lo que hay. La libertad merece el sacrificio máximo, y aquellos que te la arrebatan y se la arrebatan a otros sistemáticamente y sin razón, merecen un castigo ejemplar.
- No soy un asesino, no quiero matar tornillos que solo cumplen ordenes.
- No solo cumplen órdenes. Son fanáticos, creen ciegamente en lo que están haciendo y realmente disfrutan con su trabajo. Yo lo he visto.
- Eso supondrá casi montar una guerra, porque no creo que consigamos llegar a Computadora tranquilamente.
- Pues que sea la guerra. Los pueblos deben liberarse a si mismos, pero necesitan un ejemplo a seguir que les enseñe que solo su existencia y su propia vida les da derecho a mantenerla y, llegado el momento, defenderla.
- Bien, lo intentaremos. No se como vamos a superar esto, lo de La Plaga, pero al menos se lo que tengo que hacer para salir de aquí. ¿Serán tan estúpidos como para ponerme en el torno?
- Solo comprobémoslo.- Torner se puso en pie y se golpeó su cabeza con hendidura contra el frío muro del patio. Una mella esquirlada se dibujó donde recibió el impacto y, casi automáticamente, se puso a vocear, gritando que aquel maldito tornillo le había agredido. Los guardias no tardaron en reducirle y en coger violentamente a Clavo, rugiendo que un poco de torno le haría bien. Mientras arrastraban a Clavo a través del patio pudo ver como Torner le daba silenciosos ánimos y como tres clavos le miraban con los ojos desorbitados. Esos clavos tenían una mella en mitad de su estilizado cuerpo, una mella fruto del desgaste provocado por un objeto punzante girando en torno a su cuerpo. Girando en torno...

Maldito Turner... Los tornillos habían aprendido como torturar también a los clavos usando su maquina favorita y ahora estaba a punto de experimentar hasta donde había mejorado su técnica.

No se rendiría. Si había una oportunidad, por pequeña que fuese, de escapar de su situación la utilizaría y haría pagar a esos tornillos del Demonio lo que le estaban haciendo a los restos de su pueblo. Los escrúpulos se apagaron en Clavo igual que la luz mientras le metían por el túnel de acceso. No habría piedad.


CONTINUARÁ...

sábado, 16 de enero de 2010

Trabajo de Radio




Gaia.

Podemos decir muchísimas cosas sobre le genero humano, sobre la humanidad en si misma. Podemos hablar de violencia, podemos hablar de progreso, podemos hablar de historia, incluso podríamos divagar sobre el futuro durante horas pero, sabiendo lo que hay y siendo realistas, vamos a hablar de su estupidez.


La estupidez humana es algo que no conoce limites, no hay ninguna escala en la que poder medir algo así es, no se, increíble, casi acojonante. Como se puede despreciar tanto aquello que nos da la vida, aquello de lo que dependemos, aquello que se supone que debería ser el tesoro mas importante para nosotros.

¿No nos damos cuenta de que estamos destruyendo el mundo? Arrasamos con todo a nuestro paso, exprimiendo sus recursos en búsqueda de una riqueza que es totalmente ilógica. Que sentido tendría, por ejemplo, arrancarle pedazo a pedazo los pulmones al padre que nos da de comer, que nos da cobijo, que nos proporcionó la vida y que sangra por mantenerla. Que lógica encierra la tala indiscriminada de la selva amazónica, a parte, claro esta del egoísmo, de la avaricia de querer poseer absolutamente todo lo que esta a nuestro alcance y transformarlo en dinero, en una asquerosa y sucia moneda de cambio que solo nos va a traer desgracias, sufrimiento y muerte.

La broma del calentamiento global le hace gracia a mucha gente, a mi mismo, por ejemplo. Cada vez que oigo hablar del cáncer de la tierra, es simplemente para convencerme de que me compre un coche o un maldito desodorante en cuya etiqueta pone eco, eco… eco de ecológico, eco de económico, que se yo. Pero, por lo menos, si que me doy cuenta de la situación asfixiante que vivimos.

Cuantas especies han desaparecido ya de la faz de la tierra, quien no ha escuchado eso de que un ardilla podía recorrerse la península ibérica desde Murcia a Galicia sin tocar el suelo, saltando de árbol en árbol. ¿Cuantos metros puede recorrer ahora aquella pobre ardilla sin toparse con una urbanización o un solar desértico?

Vivimos en una época de especulación, en una dictadura del dinero en la que solo importan las ganancias y se desprecian las consecuencias. No vamos a convencer a esos magnates intocables refugiados en su fortuna, ellos ya están educados, ellos ya saben lo que piensan y se han pasado la vida defendiéndolo. Nos toca a nosotros, tenemos que abrir los ojos a nuestro problema, porque en 20 años ellos ya no tendrán problema alguno, les da igual, pero nosotros, nosotros en 30 estaremos bien jodidos, y nuestros hijos más aun, nuestros nietos mas todavía, nuestros biznietos… ni siquiera creo que a este paso halla biznietos para nosotros. Suena un poco radical, es verdad, pero enuncia bien lo que quiero decir.

No hay ninguna salida fácil para este problema, no hay un botón que apague todas las emisiones de CO2 y fulmine al instante a los leñadores amazónicos, no, por desgracia no, pero si que esta en nuestro mano enfocar nuestros esfuerzos hacia un mundo mejor, hacia un futuro, simplemente. Un futuro donde los niños todavía puedan bajar a jugar al parque, donde se pueda salir a pasear bajo las sombras del bosque, donde se pueda, a fin de cuentas, respirar en libertad y ver el sol brillando en el cielo sin una capa de humo toxico, de contaminación mancillando su hermosura.

Por desgracia, esta en las manos de nuestra generación, la generación de jóvenes mas indiferente de la historia. Todo lo que se salga de nuestro barrio y nuestros colegas o no existe o, básicamente, nos la suda. Tenemos que espabilar, por nuestro bien y por el futuro de nuestra descendencia. Los problemas no se van a solucionar solos.

Esto, no es tanto una crítica sino que, más bien, es ser sincero. O espabilamos, o nos iremos hundiendo en el fango hasta acabar ahogados y exterminados, en un planeta baldío, muerto y solo habitado por las cenizas de una civilización totalmente irresponsable.



Este es el texto para la practica individual de radio, es practicamente un monólogo, con su musiquilla de fondo y demas.

viernes, 15 de enero de 2010

Un amanecer


Amanece.

Incontables pendones de vivos colores fluyen al son de la brisa en un amanecer cargado de frescura y olores dulzones. El Sol legañoso rompe el horizonte asomando su rostro anaranjado, tiñendo las flores, los árboles, las rocas, las nubes de infinitos matices ardientes como si de la hoguera en el hogar se tratase.

El rocío palpita sobre las hojas verdes de la mala hierba, intentando resistir el impulso de saltar al vacío que le supone la tierra terrosa. Las criaturas de la noche, con sus colores oscuros y sus ojos enormes y brillantes, abandonan su cacería y vuelven a sus madrigueras, dando paso a la canción de sus primos diurnos.

Doce melodías de improvisada composición conforman la banda sonora del amanecer, del nacimiento del día. La naturaleza se despereza y nos recibe desplegando toda su hermosura en su instante favorito, desafiando a nuestros sentidos a soportar tales sensaciones que difícilmente se pueden expresar con palabras, pero que una exclamación de apenas un segundo la definen tan magníficamente.

Siempre la oscuridad, el frío glaciar y la soledad de la noche preceden al despertar de un nuevo día, al resurgir de la luz y la calidez. Nunca se debe desesperar en la noche, nunca hay que dejarse llevar por su magia embriagadora que nos oscurece el alma. La luz siempre vuelve, la luz siempre esta a nuestro alcance si sabemos que la noche es tan necesaria e inevitable como el propio día.

Un pozo sin caldero




Es esta una tarde gris, vacía, lastimera, que incita al letargo y a la parsimonia, que llama a la muerte y al sosiego y aturde los sentidos enfundándolos en terciopelo pardusco.

Que mejor momento para volver a alzar la vista al cielo, ¿verdad? Alzar la vista al cielo e imaginarlo color carmesí, color rojo espeso, color sangre. El bribón que un día despreció su sentencia se siente ahora alterado, irritado, irascible e inestable, se siente mal, incomodo, descolocado. Quizás porque, en tardes así, le invade la nostalgia y se le clavan levantando surcos en la piel los ganchos de los que penden sus culpas. Su estaca con cuerdas no le sirve para sacárselos, el cobijo del humo y el olor a alcohol no le protegen de esa picazón que le carcome, que le causa la sensación de desangrarse poco a poco.

Bribón, bribón, ¿te arrepientes de haber roto todos tus espejos? ¿Te duele no tener la oportunidad de mirarte a la cara y decirte las cosas que nadie se atreve a escupirte?

A lo mejor es suficiente con la condena de estar solo, a lo mejor es suficiente con la mortaja de una memoria infalible, tan vívida que incluso las heridas de antaño se abren y escuecen mientras expulsan la savia de tu vida.

Ya no tienes uñas de tanto rascar las paredes del oscuro pozo al que tu vida se abocada irremisiblemente. Hace tiempo que dejaste de lado a la muerte, expulsándola de tu agujero a golpes, y te abrazaste a una existencia sin sentido.

Bribón, ¿no ves la vida que llevas? ¿No ves la ausencia de vida de tu propia existencia? El tiempo para ti fluye como el humo de un cigarro encendido, marcado pero tan efímero que solo es capaz de arrancar una lagrima con un desafortunado golpe de brisa. Tu vida se consume como ese pitillo abandonado a medio fumar, lenta y silenciosamente pero irremediablemente condenado a la consumición total.

Desgraciado bribón, ¿cuando vas a despertar de tu sueño y abrazar las cosas importantes? Reúne el valor necesario, salta y lucha por aquello que, por mucho que lo intentes negar, es realmente importante para ti. Simplemente quítate la mascara, rompe las cadenas, sopla y despeja esta tarde gris y, bajo la luz de un sol nuevo, brillante y esclarecedor, vuelve a la autentica vida.

Carta




Carta en respuesta a al texto "Sobre el cuerpo resituado", de Norberto Alcover, perteneciente a su obra "Invitación a la sospecha. Cartas a los jóvenes"



Querido señor Alcover,

Siempre es agradable escribir sobre algo a lo que tantas horas infructuosas de introspección y devaneo se le ha dedicado y este es el caso porque, al hablar de cuerpo, se me vienen a la cabeza un millar de viejas teorías antropológicas cada cual mas descabellada de la anterior.

El cuerpo es en sí, la definición de la persona y el patrón que marca las posibilidades y límites de cada individuo. Hay que ser comedido en su castigo y abuso, pero también en su cuidado y recelo, ya que podemos volvernos radicales, como tu bien dices.

Lo importante es lograr por uno mismo el equilibrio con el propio cuerpo. El espíritu, yo lo llamo conciencia o personalidad ya que no valoro ningún tipo de espiritualidad, es el conductor de este maravilloso vehiculo que es el cuerpo humano. De nosotros mismos depende el hecho de que nuestro cuerpo enferme, se muscule, engorde, adelgace, viva o muera. Reside en esta peculiaridad la razón que creo que ocupa tu misiva. Es bien cierto que si el cuerpo enferma o sufre algún problema, nosotros no vamos a estar bien, no vamos a ser felices, hablando independientemente de la situación personal de cada uno, pero es de su maltrato o cuidado de lo que depende encontrarnos bien o no. De ahí que el problema resida en sucumbir a los vicios y tentaciones de esta sociedad de consumo.

Pero el vicio va ligado a la propia humanidad como cualidad del ser humano. Está en cada uno de nosotros el poder sobreponernos a esos vicios y eliminarlos de nuestra persona. Todo nuestro entorno nos condiciona al consumismo, a la exaltación del cuerpo impuesta por los cánones publicitarios. Esto degenera en problemas como la anorexia o la bulimia, los cuales no son sino enfermedades engendradas por este malsano culto al cuerpo.

Yo no soy un ejemplo de vida sana. Tengo un buen montón de vicios como el fumar o beber que me gustan y que se que me matarán algún día. También tengo malas costumbres como no hacer ejercicio y comer peor de lo que debería. Para que vamos a engañarnos, no soy un buen ejemplo de persona que cuida su cuerpo, pero en cierta medida le tengo un respeto, me he auto-impuesto un límite de qué puedo y qué no puedo hacer con él. Por ejemplo, no consumo drogas, no como todos los días comida basura que me encanta y no abuso de la bebida como hacía en otra época de mi vida. Ahí reside, me parece, la razón de tu carta.

Cada individuo debe comprender lo que supone para él su cuerpo y debe imponerse los limites que le ayuden a estar a gusto consigo mismo y a verse bien, ya que si uno no se ve bien a si mismo, difícilmente va a emitir la luz suficiente para que los demás le vean como debería verle. Tú lo llamas que el cuerpo permita la transparencia del misterio espiritual, yo lo llamo tener un autoconcepto claro y definido, con el cual nos sintamos totalmente identificados. Esto se refleja en nuestro día a día y en nuestras relaciones con los demás.



“Mens sana in corpore sano”

Antonio Guillén Sánchez, 1ºA

Calificación: 10